domingo, 26 de diciembre de 2010

Intervención ante el SAP

Un interesante artículo de Mª Asunción Tejedor Huerta que debieran leer y aprehender muchos jueces y más psicólogos. En muchas ocasiones ante los síntomas de que se está ante un problema de alienación parental los jueces dictan que la familia se someta a terapia y en la mayoría de casos se cae en manos de ignorantes atrevidos que se enfrentan a un asunto tan complejo sin preparación y conocimientos específicos. El resultado es un fracaso clamoroso que lo único que consigue es cristalizar el síndrome devastador para los menores. Casi siempre irreversible porque no se suele brindar otra oportunidad. Los niños crecen sin un tratamiento que responda al problema en el que se han visto sumidos. Tras ellos la alargada sombra del alienador que asiste a la consecución de su objetivo: apartar para siempre al otro progenitor de la vida de sus hijos. Una triste victoria a la que el progenitor rechazado asiste inerme y desalentado.

COMO INTERVENIR ANTE LAS INTERFERENCIAS PARENTALES
Mª  ASUNCIÓN TEJEDOR HUERTA
Abstract / Resumen
El objetivo de esta comunicación es acercarnos y hacer un planteamiento efectivo a la necesaria intervención cuando nos encontramos con un Síndrome de Alienación Parental (SAP) y debido al alarmante aumento de casos sobre todo presentados por “padres y madres” que solicitan ayuda para resolver su problema porque no encuentran ninguna salida y en ocasiones se sienten doblemente alienados, por el progenitor alienante y por la justicia. Partimos de los conflictos que surgen entre los padres y los hijos cuando están inmersos en un proceso legal de separación o divorcio, identificando los rasgos característicos y los distintos métodos de intervención, y la mediación familiar como una posible alternativa a los casos menos graves de SAP. Nuestra intervención puede estar llena  de dificultades que tenemos que ir resolviendo hasta conseguir el objetivo deseado. Al mismo tiempo es necesario diferenciar si nuestra intervención está apoyada por una orden judicial, lo que posibilitaría la Intervención con toda la unidad familiar, o si vamos a intervenir en calidad de terapeutas conocedores del SAP, con los consiguientes problemas de acercamiento a alguna de las partes y por tanto con las dificultades para conseguir los objetivos propuestos. Al mismo tiempo se proponen distintos acercamientos terapéuticos para la intervención con los casos de SAP.
  1. ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN
El proceso por el que un progenitor actúa intencionadamente para provocar el rechazo de sus hijos hacia el otro progenitor es uno de los más insidiosos y destructivos que una familia puede experimentar.
A menudo produce consecuencias más graves, tanto para los hijos como para los progenitores, que patologías psiquiátricas serias o incluso que el abuso sexual o físico. Por lo tanto no es extraño encontrar autores que consideran el SAP como una patología familiar destructiva porque se le atribuye una cualidad “malvada” sin motivo ni fundamento, hacia un progenitor que anteriormente se había ocupado y protegido el mismo hijo que ahora le rechaza.
Es importante el nombramiento de un psicólogo por parte del juzgado que sea experto en las leyes de familia, temas de custodia y SAP o interferencias parentales, y que sea capaz de identificar la causa del rechazo de un progenitor por parte de un hijo y determinar si es o no un caso de SAP.
El terapeuta debe ser directivo y estar dispuesto a utilizar las armas que le ofrece el juzgado, advirtiendo de las consecuencias de desobedecer sus directrices a nivel legal. Lógicamente el terapeuta no puede ser la misma persona que el perito, por incompatibilidad de papeles y por la posible animadversión surgida en la parte manipuladora tras el peritaje. Debe  contar con una orden del juzgado que le investirá de autoridad ante el programador.
La intervención ante la interferencia de las visitas tiene que hacer frente a tres dificultades importantes: la absoluta determinación del progenitor alienador de interferir o sabotear el régimen de visitas, la no disponibilidad de programas específicos y bien supervisados y, finalmente, la ausencia de penas adecuadas.
Turkat (1997) propone como estrategia de intervención una Orden Judicial Multidireccional. Esta medida judicial, que trata de atajar o de prevenir el problema de la interferencia, debe reunir unos requisitos fundamentales.
  1. En primer lugar, tiene que contener las fechas y tiempos precisos de inicio y terminación de las visitas, sin posibilidad de doble interpretación, aunque sujetas a las modificaciones oportunas.
  2. Para la entrega y recogida del menor es necesario precisar un lugar neutral que evite posibles enfrentamientos o ventajas para uno de los progenitores.
  3. La transferencia de los menores debe estar supervisada por un profesional nombrado por mutuo acuerdo o, en último extremo, por el juzgado.
  4. En prevención de posibles incumplimientos, la policía ya debe contar con una autorización judicial que le permita intervenir y asistir al progenitor víctima de la interferencia.
  5. El juez también debe cursar una orden al centro escolar especificando el acceso del progenitor sin la custodia de los hijos.
  6. El juez debe autorizar a los profesionales responsables de cualquier actividad en la que esté implicado el niño (médica, recreativa, religiosa) para que proporcionen al progenitor no custodio acceso e información.
  7. Cuando las actividades coincidan con el horario de visitas, el juez debe intervenir mediante una orden dirigida al profesional prohibiendo la participación del menor.
  8. La orden deberá contemplar claramente las penas a imponer, de acuerdo con una jerarquía y su inmediata ejecución.
  9. También debe contener una cláusula por la que el juzgado se reserve la potestad de modificar sus contenidos cuando así lo estime oportuno.
En definitiva, la Orden Judicial Multidireccional se basa en que para evitar la interferencia en las visitas se debe controlar la estructura del programa, las transferencias, los intermediarios y las penas.
Se trata de eliminar todos los pretextos que el progenitor con la custodia pueda alegar, de ordenar a las personas con algún tipo de responsabilidad en el tema que no participen en la interferencia y, por último, de instituir, sin que haya lugar a dudas, las penas que corresponderán a las transgresiones.
Mediación familiar y SAP
Actualmente ya estamos viendo que los métodos que proponen diversos autores para la solución de estos conflictos es la mediación. Mediante este método son los miembros de la pareja, con ayuda en su caso de los mediadores, los que llegan a acuerdos, valorando la situación y estudiando las posibles alternativas.
Si el conflicto parental está muy arraigado y los hijos están totalmente manipulados por uno de los progenitores en contra del otro, no considero que la mediación sea una alternativa válida. El progenitor alienador no va a querer cooperar, sentirá que tiene el poder y no dará ningún paso para solucionar el rechazo de los hijos, pero en casos leves puede ser una alternativa útil y efectiva.
Como con todos los casos de SAP y de otras perturbaciones emocionales, la intervención en las fases tempranas son las que gozan de mejor probabilidad de triunfar. Cuanto más se prolonga la alienación, más difícil resulta deshacer el daño.
Apreciación en el contexto forense:
Muchas de las suposiciones de la terapia tradicional no pueden extenderse al tratamiento en los casos forenses. En un tratamiento ordenado por un juez o motivado por la involucración del cliente en litigios, algunos o todos de los elementos voluntarios de participación son eliminados.
En este contexto un progenitor puede (intencionadamente o no) alterar o distorsionar la información presentada al terapeuta con la esperanza de persuadirle y conseguir ponerle de su parte en el conflicto por la custodia de los hijos.
La participación de los progenitores en el tratamiento, o la cooperación con el terapeuta de los niños, puede ser contingente con la buena voluntad del terapeuta para apoyar la postura de ese progenitor.
Generalmente el progenitor que se somete a terapia puede ser por buscar a alguien que apoye su causa. Normalmente rehusan implicarse en una terapia impuesta por orden judicial, pueden mostrar cierto interés pero no ser nada cooperativos, e incluso harán todo lo posible por sabotear la misma. Encontrar un aliado para ayudarles a seguir la terapia suele ser bastante difícil.
De forma específica, cuando la información viene directamente del niño, puede parecer genuina y ser extraordinariamente persuasiva. A menudo, sin embargo, las percepciones de los niños, sentimientos y declaraciones están profundamente influenciadas por su exposición al conflicto por la custodia. Esto puede ocurrir mediante una presión directa en un niño para que haga unas declaraciones específicas al perito, exponer directa o indirectamente al niño a la información y preocupaciones de los adultos, o la respuesta del niño a las necesidades emocionales de sus progenitores.
El comportamiento de un niño puede diferir marcadamente dependiendo del progenitor que lleva al niño al perito y de las circunstancias que preceden a la sesión (por ejemplo, si el niño es llevado directamente a la consulta del perito después de un día de escuela o si ha pasado algo de tiempo en compañía de un progenitor justo antes de acudir a la sesión).
Debe tenerse en cuenta que, mientras que para el profesional es importante mantener una alianza con su cliente incluso en el contexto judicial, ambos progenitores y los niños pueden ser mal atendidos por un terapeuta que es reacio a desafiar los comportamientos disfuncionales o las interpretaciones de una de las partes sobre el comportamiento del otro.
Si un progenitor falla al poner límites a los comportamientos inapropiados de los hijos, el trabajo del terapeuta puede ser crítico para ayudar a la adquisición de las habilidades necesarias para solucionar los problemas que surgen por la separación o divorcio de sus padres.
Cuando se recomienda que haya un tratamiento posterior en el ambiente judicial, se debe entender y ser capaz de articular la forma en la que el litigio puede afectar al proceso de tratamiento y a la información que se da al terapeuta por uno de los progenitores o por los niños.
Esto requiere que el terapeuta sea consciente de la investigación sobre el ajuste de los niños en los casos de divorcio, el impacto de los conflictos en los hijos y los estudios sobre la sugestionabilidad y susceptibilidad por influencia externa en los niños. También requiere que el terapeuta mantenga su objetividad profesional y sea consciente de las posibles fuentes de prejuicios en la información que obtiene durante el tratamiento.
Tratamiento ordenado por el juez. La posibilidad de que el juez ordene a las partes o a los niños una terapia si considera que la disputa por la custodia supone un peligro sustancial para el mejor interés de los menores, puede facilitar la comunicación, reducir el conflicto y mejorar las aptitudes parentales, de forma conjunta o separada. El seguimiento de las relaciones familiares es importante para asegurar la continuidad de las relaciones de los hijos con ambos progenitores.
Estructuración de las órdenes de tratamiento.
Cuanto más alto es el nivel de conflicto en una familia, más importante es tener una orden cuidadosamente estructurada de tratamiento centrado en el menor.
Mientras que con familias con un bajo nivel de conflictividad se puede obtener un consentimiento voluntario al tratamiento y ayudar a la intervención del terapeuta, los progenitores que presentan un alto nivel de conflicto son a menudo incapaces o no están dispuestos a seguir un tratamiento obligado y a cooperar con el mismo para ayudar a las necesidades de los niños.
Un progenitor muy confrontado a menudo seguirá el tratamiento sólo si cree que el terapeuta está ayudando a sus intereses en el conflicto por la custodia.
Participantes en el asesoramiento: la intervención de los niños y su familia de forma conjunta es más efectiva si ambos progenitores están involucrados en el proceso. Incluso cuando el propósito establecido de tratamiento es facilitar la relación entre un niño y un progenitor alejado o alienado, la cooperación del otro progenitor puede ser necesaria para el éxito de la intervención.
Alcance y objetivo de la intervención: un terapeuta necesita flexibilidad para establecer la estructura y condiciones del tratamiento. Es útil, sin embargo, tener una orden judicial para el tratamiento que clarifica la intención de la medida.
Los objetivos de los tratamientos comunes pueden ser establecidos marcando las pautas de intervención, entre las cuales podemos citar: mejorar la relación parental con los hijos, ayudar a los niños a resolver los problemas emocionales o de comportamiento, reducir el conflicto respecto a las custodia o visitas, ayudando a los progenitores a mejorar sus habilidades parentales o señalando los problemas de comportamiento específicos identificados en la evaluación por la custodia.
Cooperación con el tratamiento:
Muchos progenitores son capaces de cooperar con el tratamiento para ayudar a los hijos, pero los que mantienen unos altos niveles de conflicto son a menudo incapaces o no están dispuestos a cooperar sin la intervención exterior.
El compromiso obligado con el tratamiento puede ser necesario para asegurar que los padres y los niños que acuden a las sesiones cooperen incluso con las más básicas intervenciones. En algunos casos puede ser necesario requerir la intervención del juzgado para lograr el cumplimiento del tratamiento mediante citaciones o sanciones al progenitor que no coopera.
  1. Técnicas de intervención
Para poder establecer un programa de intervención debemos conocer el proceso por el que los miembros de una familia han llegado a desarrollar estos conflictos y tener en cuenta todas las personas que de una u otra manera han podido intervenir en el desarrollo de este trastorno.
A menudo tiene otras consecuencias más graves a largo plazo, tanto para los niños como para los padres, y para otros miembros de la familia y su futura relación.
Desarrollar una estrategia efectiva de intervención no es nada fácil. Una de las dificultades es que no hay un acercamiento que funcione en todos los casos. Si el tribunal ordena la terapia, será este poder el que posibilitará el trabajo del terapeuta. Hacer frente al SAP en un reto y no hay garantías de que los esfuerzos tengan recompensa.
Intervención familiar
No es necesario repetir que los profesionales que vayan a intervenir en casos de SAP necesitan tener una formación adecuada y experiencia con familias complejas y con múltiples problemas, y trabajar dentro del sistema legal.
Un terapeuta que trabaja con un caso de SAP a menudo tiene sólo una posibilidad para ser efectivo. Incluso el terapeuta más avezado con una orden judicial no tiene el poder de cambiar la alienación con una aproximación frontal. Las estrategias deben ser cuidadosamente estudiadas y planeadas.
El estilo y orientación del trabajo de un terapeuta familiar puede variar de acuerdo a su formación, orientación y recursos personales. Sin embargo, los siguientes objetivos son fundamentales para trabajar con familias son SAP:
-                Cuestionar los límites de una familia con SAP. Mientras que los límites del sistema familiar con SAP permanezcan cerrados a la retroalimentación e intervención, los esfuerzos del terapeuta serán nulos. Escuchando su historia, sin juzgar ni intervenir, puede permitir, aunque sea brevemente, entrar en su sistema que normalmente está totalmente cerrado. Una vez dentro de sus límites, es importante no desafiar o interrumpir su poder, ya que si lo hace no se le permitirá entrar de nuevo.
-                Continuar invitando a miembros de la familia de origen a alguna sesión. La presencia de abuelos, tíos y primos de la familia del alienador actúa de forma sutil ensanchando los límites del sistema del alienador.
-                Utilizar intervenciones sutiles para bloquear o reformular los mensajes alienadores, si es posible. Un terapeuta que desafía los mensajes frontalmente crea una situación de confrontación sin salida con respecto al sistema de poder. En tales casos, los límites de protección del sistema se cierran inmediatamente y el terapeuta se vuelve impotente contra este sistema de poder, incluso aunque tenga la ayuda de una orden judicial.
-                Divide y ganarás. Cuando el nivel potencial de hostilidad en una familia es demasiado intenso e intervenir con todos los miembros de la familia al mismo tiempo puede suponer un gran riesgo, deberemos dividir estratégicamente a la familia en subsistemas.
  • La primera elección será observar a los hermanos juntos y determinar la fuerza de su alienación. Esta intervención es un reto directo sobre el control que el progenitor alienador mantiene, así como una potencial amenaza al sistema del alienador. Cualquier acción que aleje a los niños de un control físico directo del alienador puede ser percibido como una amenaza, y no es infrecuente que se hagan esfuerzos para sabotear o cancelar estas sesiones.
  • Otro método de intervención podría ser ver a los progenitores en sesiones conjuntas unas cuantas veces. Aunque esto puede exacerbar el conflicto y la animosidad puede también servir para calmar el proceso alienador. Algunos progenitores pueden utilizar estas sesiones para identificar y procesar viejas heridas que podrían no haber sido nunca tratadas antes de su separación o divorcio.
-                Usar los recursos de las familias extensas para abrir los lazos y desactivar la alienación. Otro nivel de intervención es juntar a las familias de origen en una variedad de posibles sesiones.
  1. Una elección podría ser programar una sesión con tres generaciones que incluyera al progenitor alienador, sus padres y los niños.
  2. Otra intervención posible puede ser iniciar una sesión el progenitor alienado, sus padres, sus hermanos (si es posible) y los niños.
  3. Otro tipo de intervención intergeneracional sería involucrar a los dos grupos de abuelos.
-                Evitar trabajar de forma aislada con el niño alienado y el progenitor alienado. Desafortunadamente, trabajar con esta pareja es la forma más común de intervención y el modelo que las órdenes judiciales suelen sugerir. Se tiene la incorrecta idea que si ponen a los miembros del problema en la misma habitación, ellos podrán solucionar sus diferencias.
-                Considerar apartar al niño de la influencia del alienador. En muchos casos de SAP, incluso la mejor intervención y los esfuerzos para utilizar los recursos familiares pueden fallar. En estos casos el único camino razonable para lograr el cambio puede ser apartar al niño de la influencia del alienador. Aunque esta técnica puede ser vista como una intervención traumática, y por ello en ocasiones los órdenes judiciales no quieren contemplarla, puede ser la única forma de romper esta dinámica familiar.
Intervención con niños alienados.
La primera tarea para el terapeuta es crear oportunidades para que el niño pase tiempo con el progenitor alejado para poder experimentar de primera mano que no es una persona peligrosa como al niño le han hecho creer.
Identificar la presencia del SAP: el primer paso del terapeuta es determinar si el SAP es la causa de los sentimientos extraños o negativos de los niños hacia un progenitor. Para determinar si el SAP es la causa del rechazo el terapeuta debe ver a ambos progenitores y basándose en las entrevistas con la unidad familiar podrá concluir si el SAP está presente y si los sentimientos y actitudes del niño hacia un progenitor son producto de los sentimientos y actitudes del otro progenitor, que aparentan ser del propio niño.
Intervención clínica: el objetivo de la terapia será ayudar al niño a reconocer y trabajar dentro de la realidad. El terapeuta deberá tener en cuenta continuamente la influencia parental en el niño y la probabilidad  de un cambio de custodia.
Los aspectos que hay que trabajar con los niños son:
  1. Recuperar al niño cuando es coactivo: enseñarle que coacción no es una forma apropiada para tratar a otras personas, confrontando al niño con su propio comportamiento. Si un niño es manipulativo, puede ser apropiado que el terapeuta llame la atención del niño en este aspecto y le enseñe cómo enfrentarse a alguien que se comporta de ese modo. De esta forma se anima al niño a cuestionar al alienador sin criticarlo directamente.
  2. Sesiones con el niño y el alienador: esto debiera permitir al terapeuta la observación del nivel de interacción con el niño, el grado en que el niño habla por sí mismo y las inconsistencias entre lo que el niño dice y hace cuando el progenitor alienador está o no presente. La inclusión del alienador en el tratamiento tiene un beneficio añadido al permitir al niño observar al alienador ser poco honrado o falso en lo que dice al terapeuta.
  3. Trabajo del sistema familiar: el SAP representa un sistema disfuncional de familia, lo que puede ser dirigido trabajando con varios subsistemas en la familia (el niño con el progenitor alienado, el niño con el progenitor alienador, etc…).
  4. Ayudar al niño a controlar la toma de conciencia del SAP mientras vive con el alienador: a no ser que haya un progenitor alienado disponible con el que el niño tiene o puede desarrollar una cercana y querida relación, el objetivo de la terapia con un niño con SAP puede no ser necesariamente sacar al niño de la influencia del alienador. Esto es necesario ser considerado desde el inicio de la intervención.
Intervención con progenitores alienados.
La intervención con los progenitores alienados permite ayudarles a soportar la dolorosa experiencia del SAP. La pérdida de un hijo (sea completa o parcial, física o emocional) es devastadora y pueden sentirse perdidos y abrumados por el súbito cambio en sus hijos y por la intensidad de la campaña de denigración contra ellos.
Trabajo con el alienado. Es necesaria una intervención efectiva del SAP para sentar las bases para trabajar con los implicados en estos casos, obteniendo y aportando información sobre el mismo, sobre aspectos de la personalidad del otro progenitor que les pueda proporcionar un camino para interactuar de forma más efectiva con el alienador, explorar si hay aspectos en la familia de origen que nos indiquen algún tipo de alienación, trabajar los aspectos parentales que hayan podido contribuir al conflicto con sus hijos y mejorar la relación con el progenitor alienador. Por otro lado, merece la pena explorar en la terapia los puntos discrepantes para eliminarlos o evitarlos.
  • Educación sobre el SAP: los progenitores alienados que no conocen el SAP pueden beneficiarse de la información y recursos para ayudarles a entender lo que está sucediendo a sus hijos. De esta forma pueden determinar si es aconsejable una acción de la justicia para cambiar las visitas y la custodia o solicitar tratamiento.
  • Educación sobre trastornos de personalidad: si tienen la posibilidad de acceder a algún libro básico sobre trastornos de la personalidad, podrían ayudar a determinar si algún tipo de trastorno de la personalidad pudiera ser aplicable al otro progenitor o al niño. Conocer con lo que están tratando puede proporcionales algunas pistas a como interactuar de forma más efectiva con el alienador. Sin embargo, no es recomendable usar etiquetas tales como narcisista o psicópata con el alienador o el niño ya que eso puede considerarse difamatorio y despectivo.
  • Exploración de la transmisión intergeneracional del SAP: es conveniente explorar si hay aspectos en la familia de origen que nos indiquen algún tipo de alienación.
  • Educación parental: los progenitores alienados deben considerar trabajar los aspectos parentales que hayan podido contribuir al conflicto con sus hijos. El propósito no es condenar o criticarles sino ayudarles a mejorar sus cualidades parentales dentro de lo posible.
  • Mejorar la relación con el progenitor alienador: en muchas ocasiones no es posible mejorar la relación, sobre todo si estamos ante un progenitor “obsesivo” que está completamente centrado en destruir la relación de los hijos con el otro progenitor.
  • Leer historias sobre SAP: la pérdida de control es una respuesta frecuente al SAP. Una manera de reducir la frustración y la sensación de no ser entendido y sentirse solo, es leer novelas de ficción y no ficción sobre las batallas por la custodia, dentro de la terapia.
Relación con el niño alienado. Los progenitores alienados necesitan un gran estímulo para continuar involucrados en la vida de sus hijos. Los progenitores alienados deben descartar la imagen de ser unos villanos y ofrecer experiencias e información al niño incongruente con la información que han recibido del alienador.
  • Los progenitores alienados necesitan ser conscientes de las consecuencias de sus acciones en el contexto de la alienación y de los posibles procedimientos legales. Pueden no tener control sobre lo que el alienador dice sobre ellos pero tienen control sobre cómo se comportan con sus hijos, por lo que deberán evitar proporcionar al alienador la munición que pueden usar contra ellos.
  • Estar presente: lo que los niños recuerdan es el sentimiento del tiempo que pasaron juntos. El tiempo con los niños no es ilimitado, los niños crecen y la última cosa que un progenitor quiere sentir es que el tiempo pasado con sus hijos fue malgastado debido a la preocupación por el futuro (el desgaste por los casos judiciales pendientes u otros obstáculos del alienador) y la desilusión por el pasado (reviviendo frustraciones y heridas tempranas).
  • No disuadir al niño de sus sentimientos: cuando un niño dice algo que no es verdad sobre el progenitor alienado, puede sentirse tentado a responder con ira, frustración y un deseo de cambiar la opinión del niño. Juntos, el progenitor alienado y el terapeuta pueden trabajar con estrategias para tratar la frustración y humillación que aparece en el SAP.
  • Mantener el amor por el niño: un aspecto complicado en el SAP es no tener una realidad que compartir con el hijo. Los progenitores alienados tienen que aprender a vivir con su frustración y no caer en la tentación de presionar a los hijos, lo que es corriente en el SAP porque el trabajo del alienador es insidioso y virtualmente invisible. El niño lleva el mensaje y la postura del alienador dentro y a veces es muy duro separar al niño de la influencia del SAP. Los progenitores alienados necesitarán ayuda para conseguir equilibrio entre sus sentimientos de amor por sus hijos y la negatividad que sienten por el mensaje del SAP presente en el niño.
  • Recuperar recuerdos positivos: los progenitores alienados deben recurrir a recuerdos positivos que sus hijos tengan del tiempo pasado juntos para reforzar la relación y mitigar la alienación.
  • Ayudar a los progenitores alienadores a vivir su vida. El dolor por la pérdida de un hijo por el SAP puede ser insoportable y puede eclipsar otros aspectos de la vida del progenitor alienado.
  • Controlar la pena por haber sido alienado de sus hijos: uno de los aspectos más difíciles del SAP es la humillación y vergüenza de ser rechazados por sus hijos.
  • Mantener la esperanza: otra tarea para el terapeuta es animar al alienado a no perder nunca la esperanza.
  • Tener una vida significativa: hay que ayudarles a tener una vida con significado luchando contra la pena, la culpa y la pérdida debido al SAP.
  • Contratransferencia. Trabajar con progenitores alienados por el SAP plantea unos retos específicos para el terapeuta.
  1. Estos progenitores están experimentando continuamente frustración y tristeza, presenciarlo y compartirlo puede ser emocionalmente agotador para el terapeuta.
  2. El terapeuta puede considerar que el hecho de perder a un hijo por el SAP es muy amenazador ya que si le sucede al progenitor alienado le puede suceder a él/ella.
  3. Otro aspecto complicado al trabajar en el SAP es el hecho de que los progenitores alienados pueden acudir a terapia buscando soluciones al problema del SAP, más que buscar el crecimiento personal y ayuda emocional.
  4. Hay que tener cuidado no prometer más de lo que se puede dar.
  5. El terapeuta deberá considerar ofrecer o recomendar terapia para toda la familia.
Intervención con progenitores alienadores.
La intervención con los progenitores alienadores es la tarea más difícil de todas. A menudo niegan que ellos estén programando a sus hijos. Normalmente rehusan implicarse en una terapia impuesta por orden judicial, pueden mostrar cierto interés pero no ser nada cooperativos, e incluso harán todo lo posible por sabotear la misma, y encontrar un aliado para ayudarles a seguir la terapia suele ser bastante difícil.
La mayor parte de los alienadores saben exactamente lo que están haciendo y están preparados para evitar cualquier forma de tratamiento para poder continuar con su proceso de alienación. Buscan destruir o acabar con cualquier posible relación entre los hijos y el otro progenitor.
Normalmente, para reducir la resistencia de un alienador y conseguir su participación en la terapia, es necesaria una orden judicial y la presión del juez de que el SAP debe parar.
El proceso de tratamiento tiene tres objetivos fundamentales.
Preparación para el tratamiento. El terapeuta debe estar preparado para la resistencia del alienador. La actitud del alienador reflejará algunos tipos de pensamientos que verbalizan: “no hay nada extraño en lo que hago. No necesito ningún tipo de tratamiento”, “Vengo al tratamiento porque me han llamado y porque el juzgado me ha obligado a hacerlo”, “no hay nada malo en mí que necesite tratamiento, es mi ex-pareja el que necesita tratamiento”.
Con esta perspectiva, el tratamiento para lograr un cambio de actitud parece no ser nada fácil. Sin embargo, es importante repasar paso a paso esta trágicamente destructiva interacción para convencer al alienador que hay mucho que ganar si coopera con el terapeuta y acepta lo irracional de su comportamiento.
Las dos razones principales son: (1) el alienador de beneficiará con una mejor relación con el alienado, posiblemente incluyendo una mayor ayuda económica, cuidado y apoyo, incluso amistad del progenitor alienado; y (2) los niños se beneficiarán a corto y largo plazo si se establece cualquier tipo de contacto con el progenitor alienado.
El tratamiento. Inicialmente deberá ser espontáneo. Es vital ganar la confianza del alienador y escuchar con cuidado sus quejas y simpatizar con sus sentimientos de daño, rabia y en algunos casos, traición. El tratamiento no sólo debe trabajar con el pasado, también debe considerar las esperanzas del alienador.
Es fundamental establecer una nueva relación y posiblemente una nueva dirección en su vida desarrollando nuevas búsquedas que tengan aspectos positivos y poder eliminar los sentimientos negativos que tienden a originarse dentro de la persona. La alienación a veces se convierte en obsesiva, compulsiva y en un hábito. Esta negativa forma de vida sólo puede ser contraatacada con optimismo.
El objetivo terapéutico debe ser cambiar simultáneamente la actitud y el comportamiento del alienador.
Observar los efectos del tratamiento. El terapeuta debe involucrarse en una re-introducción positiva del niño con el progenitor alienado y esto sólo puede suceder con el total acuerdo del alienador. El progenitor alienado debe estar preparado para luchar con las dificultades iniciales de los contactos con el niño que ha sido hasta ese momento programado contra él/ella. Si es posible, el terapeuta deberá establecer las formas y lugares en que se debe llevar a cabo la comunicación entre ellos.
El éxito en reducir esta acrimonia puede ser medido por grados, dependiendo de la habilidad del terapeuta y el deseo sincero, voluntario o ordenado por el tribunal, del alienador para cooperar en el proceso curativo. También depende del seguimiento del tribunal, que debe mantener una presión sobre el alienador en acceder con la reconciliación en beneficio de los hijos.

Referencias
?        Bolaños, I. (2008). Hijos alineados y padres alienados. Mediación familiar en rupturas conflictivas. Edit. Reus.
?        Bolaños, I. (2002). El Síndrome de Alienación Parental. Descripción y abordajes psico-legales. (Psicopatología Clínica, Legal y Forense, vol.2, nº3, pp.25-45).
?        Cantón Duarte, J., Cortés Arboleda, M. R. y Justicia Díaz, M. D. (2000b). Conflictos matrimoniales, divorcio y desarrollo de los hijos. Madrid, Ed. Pirámide.
?        Fariña, F., Seijo, D., Arce, R. y Novo, M. (2002). Psicología Jurídica de la Familia. Intervención de casos de Separación y Divorcio. Cedecs Ed.
?        Gardner, R., Sauber, S. y Lorandos, D. (2006). The International Handbook of Parental Alienation Syndrome. Conceptual, Clinical and Legal Considerations. Charles C Thomas Publisher, Ltd. USA
?        Greenberg, L. R., Gould, J. W., Schnider, R. A., Gould-Saltman, D. J. & Martindale, D. A. (2003). Effective intervention with high-conflict families. How judges can promote and recognize competent treatment in family court. Journal of the Center for Families, Children & the Courts.
?        Major, J. A. (1999). Parents who have successfully fought parental alienation syndrome. Aspen Family Law Journal.
?        Tejedor Huerta, M. A. (2009). Pautas de Intervención ante casos de SAP en la familia.  “Más cerca del hogar”, Urra, J. Cap. 22 (pp.287-293). Edit. LID. Madrid.
?        Tejedor Huerta, M. A. (2006). El Síndrome de Alienación Parental. Una forma de maltrato. Colección de Psicología Jurídica. Edit. EOS. Madrid.
?        Tejedor Huerta, M. A.: “Intervención en casos de SAP”. ANUARIO DE PSICOLOGÍA JURÍDICA 2007, publicado por el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid.
?        Tejedor Huerta, M. A.: “SAP y maltrato”, publicado en el libro del II Congreso de Psicología Jurídica de la Sociedad Española de Psicologia Juridica y Forense, 2007.
?        Tejedor Huerta, M. A.: “Actores Protagonistas del Síndrome de Alienación Parental” publicado en www.psicologia.org, dentro de IV Volumen del Boletín Penitenciario. Septiembre 2006.
?        Tejedor Huerta, M. A.: “Reflexiones sobre el Síndrome de Alienación Parental“ , en el libro Nuevos Caminos y Conceptos en la Psicología Jurídica, Berlín 2006, de Fabian, Böhm & Romero (Hrsg.).
?        Tejedor Huerta, M. A.: “REFLEXIONES SOBRE EL SÍNDROME DE ALIENACIÓN PARENTAL” publicado en www.psicologia.org. 2004.
?        Turkat, I.D. (1997), Management of Visitation Interference.The Judges Journal 36:2:17-47.

1 comentario:

  1. Me divorcié cuando mi hijo tenia 7 meses y desde bien pequeño no quería venirse conmigo , lloraba la verme cuando iba a por él al cole o guardería, y era muy doloroso para mi, tuve que a veces alejarme esa situación no sabia gestionarla y no entendía el por qué de ese rechazo, mi hijo creció ahora tiene 8 años y la situación no ha cambiado mucho, nunca quiere venirse conmigo y le veo totalmente desarraigado, a mi familia no la quiere dicho por él a mis papas con lo que conlleva esa actitud para ellos, siempre que le llamo por teléfono responde con monosílabos y en fin, no lo entendía hasta conocer este tipo de trastorno, pero, claro la pregunta es clara ¿ que hago ahora?
    Muchas gracias de ante mano

    ResponderEliminar