La página de ANASAP ha publicado la aparición de este nuevo libro y el artículo que copio abajo. Lo he leído de un tirón, lo reconozco, y eso no resulta adecuado para meditar su contenido, pero me atrevo a recomendarlo en la medida que las reflexiones que se hacen en su texto vienen avaladas por quien está en contacto día a día con la problemática de las relaciones entre progenitores y sus hijos, decidiendo en justicia sobre sus vidas. Menuda responsabilidad, menuda carga  admirable. Cuántas horas de sueño robado si se quiere acercar a la equidad.  Su experiencia es virtud de veracidad frente a la ideología de estómagos agradecidos  que como charlatanes de feria se atreven a pontificar en el vacío sobre cuestiones que ni han vivido ni han estudiado.  Siempre que escucho las intervenciones de esos chalanes se me asemejan a músicos mediocres y zafios tocando una y otra vez la misma melodía que aprendieron de oído, reiterando hasta la saciedad las mismas notas desafinadas, pero pasando la gorra desgastada de su mísera condición.
Después de la entrada hago un par de comentarios complementarios

  Nuevo libro del Magistrado de Familia de Sevilla, D. Francisco Serrano Castro: “Relaciones paterno-filiales”, con un capítulo sobre “Síndrome de alienación parental” (SAP)

Un Juez verdaderamente experto que no confunde “interés superior del menor” con “niñitis”.

Relaciones paterno-filialesSerrano Castro, Francisco de Asís
EAN: 9788415145745
Editado por:
El Derecho y Quantor, S.L. Grupo Editorial en Diciembre 2010
Esta es la 1ª edición, de 261 páginas en idioma Castellano, con encuadernación Rústica

Autor:
Su artículo más reciente sobre SAP:

SÍNDROME DE ALINEACIÓN PARENTAL
“La Alienación Parental es un proceso mediante el cual un hijo es programado para conseguir que acabe odiando a uno de sus progenitores, padre o madre, e incluso al resto de su familia extensa, abuelos especialmente. Cuando el síndrome se acaba instalando en el menor, éste acaba actuando de forma autónoma y contribuye por su cuenta a la campaña de denigración del padre o madre alienado”..
La evidencia de ese fenómeno,  patente para cualquier ciudadano de la calle, sin embargo, no es reconocida por los expertos designados para integrar una comisión constituida a dedo por el Gobierno( presidido por un Presidente que también negó hasta en 50 veces la crisis económica) y de forma exclusiva y excluyente entre representantes  de la ideología de género e integrantes de asociaciones subvencionadas, y que se limitan a dar el placet a un informe diseñado y preconcebido de antemano. Se han rechazado ofrecimientos de colaboración de otras asociaciones, críticas con esos planteamientos no científicos sino ideológicos. Ciertamente esos supuestos expertos son pocos, pero ruidosos y con poder político, económico y mediático. Todos ellos ignoran o desprecian el hecho objetivo de  que en ningún País se discute la existencia de los síntomas que son característicos en los menores que sufren alienación y manipulación, sólo se discute su inclusión en el DSM, Manual Diagnóstico publicado por la Organización Mundial de la Salud, como tal síndrome y patología clínica. El absurdo de  ese planteamiento llevaría a concluir que no existirían mujeres maltratadas porque el actual DSM IV,( el vigente, pues se encuentra en proyecto otra edición, DSM V, en la que existe una razonada y refutada solicitud  para la aceptación incuestionable del SAP como trastorno expresamente reconocido por la comunidad científica) no incluye el síndrome de mujer maltratada.  Por tanto, de igual forma que otras muchas problemáticas (e.g. Síndrome de Estocolmo, mobbing, etc) no aparece reconocida en las clasificaciones nosológicas,  pero sí esta descrita, desde hace muchos años, en la literatura científica y se aprecia en la práctica clínica y forense.
Se ignora que se trata de un síndrome descrito y profundamente estudiado fuera de nuestras fronteras. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha dictado  varias sentencias declarando expresamente que los Tribunales deben averiguar si el SAP está presente y determinar sus consecuencias para el desarrollo del hijo. Por otra parte, en nuestro país los órganos judiciales han tratado, debatido y reconocido ése síndrome, patología o circunstancia, como elemento –en bastantes ocasiones- a considerar para determinar los efectos o medidas de la separación y/o el divorcio. También se ignora, por último, que ya existen países, como Brasil, con una regulación específica que reconoce e incluso sanciona penalmente el SAP.
Profesionalmente me he encontrado en varias ocasiones en supuestos donde se alegaba existencia de SAP. En algunos he apreciado que en  los menores concurrían todos los indicadores y sintomatología característica, además ello avalado por informes periciales, adoptando las medidas correctoras oportunas y eficaces, que incluso han dado resultados positivos ( siempre en resoluciones respaldadas por la fiscalía y confirmadas por la Audiencia de Sevilla). En otras no lo he apreciado, y he valorado que el distanciamiento y rechazo del menor tenía su justificación en la conducta del progenitor falsamente alienado,
Tal  valoración constituye la esencia de un Poder Judicial independiente a la hora de tomar sus decisiones y alcanzar unas convicciones sin determinaciones políticas  pretendidamente vinculantes y obstructivas a esa labor.
Por ello desde este instante me declaro sometido al Imperio de la Ley pero me declaro insumiso a las instrucciones y orientaciones del gobierno sobre cómo he de juzgar. En todo caso me declaro más proclive a seguir las indicaciones y pautas que marca el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, a cuyos jueces  el Sr Delegado del Gobierno contra Violencia de Género, se debía referir cuando afirma que el informe del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, se dirige especialmente contra jueces de sesgo machista. Espero que, ante esa actitud, no se me acuse, ni a mí ni a ellos, de sedición o algo por el estilo.
FRANCISCO SERRANO CASTRO
MAGISTRADO- JUEZ DE FAMILIA Y PRESIDENTE PLATAFORMA CIUDADANA POR LA IGUALDAD



Como en el artículo se hace referencia al Presidente del Gobierno de España, me acordé de un carta que circuló por la red y que copio a continuación:










































Advierto que desconozco si el documento anterior es una pura invención o es original. Pero tiene su gracia que, de ser cierto, el negador de crisis y ferviente defensor actual  de medidas para atajarla, cueste lo que cueste, o mejor, como sea, resultara también un converso al nuevo catecismo de negar lo que existe y que padecen, se llame como se llame, tantos menores en nuestra sociedad. Otra curiosidad, el cambio de posturas se origina en las mismas fechas. Casualidad, o inicios de un trastorno bipolar. Quién sabe.

Las palabras del artículo vienen referidas, atento Sr. Serrano que el delito de sedición le puede ser aplicable si se decreta otro estado de alarma de no plegarse los jueces a la ideología imperante, a las expresiones de uno de esos chalanes a los que arriba aludía y que tal que músico mediocre y con gorra en la mano sucísima manifiesta, El País dixit:

¿Qué ocurre cuando una mujer malmete contra el padre, se llame como se llame esta conducta? Miguel Lorente responde: "Claro que ese tipo de mujer existe, al igual que el hombre que fomenta la aversión a la madre. Pero si el vínculo con los hijos es sano a la vez es muy intenso, y por mucho lavado de cerebro que se alegue, el vínculo no se rompe". Cuando un niño rechaza a alguno de sus progenitores es porque sabe, porque lo ha padecido él o el adulto, que es violento y agresivo.


Sólo faltaba añadir "algo habrán hecho". Sería perfecto, un pólitico pagado por mis impuestos que se atreve, ignorante del más mínimo criterio diferencial, a acusarme de violento y agresivo. Es su única explicación razonable, en su estrechez abisal de racionio. El vínculo no se rompe... Si no fuera repugnante hasta sentiría piedad y no le desearía una puesta de piel a lo Charles Dickens, una lectura premonitoria de A Christmas Carol. Si fuera capaz de entender la alegoría, claro. Es inevitable sentir vergüenza ajena ante tanta miseria, vergüenza e indignación por la justificación perniciosa de tanto abuso sobre la infancia.