lunes, 3 de enero de 2011

El parásito.

Parece que no hay cura. Mi médico se ha esforzado en convencerme que no estoy parasitado o que, en el mejor de los casos, el que me afecta no está catalogado en la literatura científica. Me ha explicado, santa paciencia la de este hombre sabio que me curaba las anginas de pequeño, que los parásitos son organismos que se aprovechan de otro para obtener de él nutrientes...eso, eso, le repetía yo. Moviendo contrariado la cabeza seguía indicándome que pueden ser micro parásitos o macro parásitos. No me dejó asentir a lo último y me disertaba concienzudo que normalmente los parásitos provocan en el huésped todo tipo de enfermedades y males. No me pude resistir, Paco !eso mismo! Calla y escucha, cortó. Existen parásitos internos y externos. Los internos habitan en el sujeto y lo debilitan pues su única función no es procurarse sustento por sí mismos sino vivir a expensas del huésped. Me puso de ejemplo un gusano platelminto, la tenia, que mediante su cabeza con ganchos, se fija a las paredes del intestino de la víctima succionando esos nutrientes que de manera gratuita se procura en detrimento del pobre ser que lo porta. Es un bicho que te deja anémico y encima transmite otras enfermedades. Los externos, piojos, garrapatas (casi grito cuando nombró a la garrapata) se fijan en el exterior del sujeto y le chupan la sangre, inoculando al tiempo microbios y una retahíla de enfermedades de nombre impronunciable. Estos bichos, además, proliferan y contagian al resto de la familia con sus crías, infestando las cabezas y la piel de todos los que se encuentran alrededor. Sí, sí, es lo que tengo, doctor. Que no, hombre, qué vas a tener tú. Pero es que todos los síntomas que dices me pasan a mí, te lo aseguro. Haciendo gala de ese aguante de quien tiene a sus espaldas años y años de consulta, me preguntó: vamos a ver, piensa en un síntoma, una reacción que no cuadre con todo lo que te digo, seguro que la encuentras. Bueno, repuse, mi parásito me habla. Me miró estupefacto mientras,  nervioso ya,  rompía la receta a medio escribir. Muy serio me quería mandar al especialista, es que lo mío no es la psiquiatría, murmuraba aburrido. Mejor lo dejo, me despedí, veo que no tienes cura para mí. Gracias por tu tiempo, disculpa, seguro que tienes muchos pacientes esperando...
No me atreví a contarle que el otro día, cuando llamé a mi hija para felicitarle el nuevo año, el enorme parásito atendió el teléfono y al pedirle hablar con la niña, es un parásito a primera vista inocuo pero de terribles efectos, me preguntó que de parte de quién.

2 comentarios:

  1. Ayyy jajajajjjjj Jose Antonio, que hacemos??? llorar o reirnos???
    mejor tomarlo por el lado amable... que de ese tipo de parasitos estamos muchos contagiados, y la ciencia mèdica, solo pone cara de WHAT???...
    es increìble lo que en ocasiones nos sucede...
    Feliz Año Amigo,, eres un padre ejemplar...

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  2. José Antonio, hablamos hace poco .... los hombres sufrimos mucho parásito a nuestras espaldas, son parásitos que nos chupan nuestro esfuerzo como las sanguijuelas chupan la sangre, son parásitos que además juegan con nuestros sentimientos y los de nuestros hijos, son parásitos asentimentales que solo se nutren de vitamina €, son parásitos que se creen con el derecho de posesión del huésped para siempre por el solo hecho de haberlo parasitado temporalmente, ... son parásitos. En la Naturaleza hay cazadpres, parásitos, y carroñeros. En cualquier caso ser de una de las 2 últimas especies es una auténtica desgracia. Dependen de los cazadores. Cuando éstos se van, los parásitos ó encuentran otro huésped ó mueren de una forma ú otra. De hecho vivir parasitando es morir en vida. Un abrazo.

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