jueves, 19 de enero de 2012

Diecinueve, del uno, del doce.

¿Qué tiene de especial este día? No será que es la festividad de San Mario y de San Canuto (encima ironías). No será que es el cuarto año de silencio en esta fecha. No será que es el día en que debieran recordarte y eres tú quien recuerda, como cada jornada de estos años. Ya sé que el silencio puede resultar tan doloroso como el ruido más ensordecedor, hasta reventar los tímpanos  de puro mutismo. ¿Y qué? ¿Es que no sabes ya que perteneces emocionalmente al vago mundo de los recuerdos? No me digas, que no me lo creo, que esperabas un mensaje en tu móvil. Venga ya, eso es una pose. Estás olvidado, amigo, eres pasto muerto en ese helado campo que una vez fue tu casa. Y tu fotografía,  tu mera imagen, se hizo humo en el incendio. El  día de tu cumpleaños no está marcado en su calendario. Hazte a la idea de una vez, estás muerto, definitivamente, muerto para siempre. Y tus pasos en la misma ciudad no son sino el eco de tu voz reflejada en mil lágrimas, cada una con sus nombres. Un cadáver no se duele, no cumple años, no padece. Date cuenta. Es lo mejor que le puede suceder a un fantasma.  Vamos, descansa en paz, que esta fecha no perturbe el silencio de tu tumba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario